domingo, 13 de maio de 2018

MI CIUDAD, VIGO, Y MI FAMILIA

PRIMERA PARTE: Dentro de una toma de consciencia sobre uno mismo, es imprescindible analizar las circunstancias que prepararon el escenario donde uno va a nacer, con todas las influencias que esas circunstancias determinan en la siguiente formación de su mentalidad. Anotaré aquí, entonces, y seguiré perfeccionando en procesos posteriores, los datos históicos y los links sobre la que iba a ser la ciudad de las familias que, al unirse, dieron lugar a mi nacimiento: 

La ciudad de Vigo, en el sur de Galicia, noroeste de España, ubicada en una bella y espléndida bahía, llevaba apenas unos cien años pasando de ser un pequeño pueblo de pescadores a convertirse en el primer puerto pesquero de España y en un núcleo industrial en gran desarrollo, dirigido por una burguesía adinerada que hizo construir, en granito gallego bien labrado, mansiones y edificios institucionales de gran valor arquitectónico en su centro, mientras en sus barrios periféricos y rurales, habitaba una  población proletaria-campesina, que todavía cultivaba sus huertos cuando regresaba de sus trabajos urbanos.



 El barrio del Berbés, semilla de la ciudad, cuando todavía el mar llegaba hasta el muelle de piedra al  pié de las casas de los pescadores, que guardaban sus aparejos en los soportales que había bajo ellas. Posteriormente se fué rellenando tanto la zona portuaria, a fin de ganar a la playa espacio para instalaciones industriales, que el centro bajo de la ciudad casi se quedó sin vistas al mar.


Hay ciudades en España que tienen una historia de más de dos mil años. En la misma Galicia, la Coruña, la capital del norte, rival de Vigo, había una torre que, según la leyenda, había sido levantada nada menos que por el mismísimo Hércules, después de matar a un gigante en la Edad del Bronce. Hacia el siglo XVI, Vigo apenas era un pueblito de pescadores que comezaba a tener un tráfico de mercancías interesante, aún siendo bien menor que la capital de la provincia, Pontevedra, y que la cercana villa de Bayona, ambas ciudades fundadas por los romanos dieciséis siglos antes.
Cuando empezaba a crecer un poquito, lo atacó el temible corsario inglés Francis Drake, con 24 barcos y 1.500 soldados, aunque fue rechazado por las milicias populares en cuanto se formaron. Regresó en 1589 después de fracasar en la toma de la Coruña y cañoneó la villa antes de irse. Pero en Junio de ese mismo año, después de otro fracaso al intentar conquistar Lisboa, atacó de nuevo Vigo, que aún no tenía muralla, con 213 barcos, de los que desembarcó a 6.000 hombres que hicieron grandes estragos, crueles y canallescos asesinatos y saqueos y que quemaron 570 casas además de todas las construcciones religiosas que encontraron. Ffinalmente, las milicias populares lograron organizarse, contraatacaron y le obligaron a retirarse con muchas bajas.  

De aquella destrucción tardó mucho en recuperarse Vigo, las personas encontraban más seguro vivir en el interior que en la costa, tan expuesta. Su crecimiento no acababa de regularizarse, a pesar de que la amurallaron finalmente por iniciativa de los propios vecino que fue secundada por el rey. Aunque su ría fue escenario de la tremenda batalla naval de los galeones de Rande en 1702, que inspiró a Julio Verne, en la que aquellas fortificaciones se revelaron fundamentales para retrasar el avance enemigo, la villa sólo recibió el título de ciudad en 1812, cuando no contaba con más de 4000 habitantes.

 ¿Por qué motivo? Porque tuvo la dignidad de ser el primer pueblo de toda Europa cuyas distintas clases populares del Valle del Fragoso circundante, lograron unirse para expulsar a las tropas napoleónicas, el más poderoso ejército de la época, que estaba invadiendo Portugal y tenía 1.400 hombres de infantería y caballería ocupando Vigo. Ésto fue lo que se contó: 


...No Hércules, sino un  simple trabajador al que llamaban "Carolo"(sin duda un hábil pescador del Berbés, ya que carolo es el nombre de un ave marina que también lo es), se lanzó con un  hacha contra la Puerta de la Gamboa intentando derribarla. Nutridas descargas de los fusileros franceses lograron acribillarlo hasta la muerte, cuando ya la había dañado mucho. El capitán de milicias "Cachamuiña" (llamado así por su aldea de Orense) corríó al frente, agarró el hacha del héroe vigués caído y acabó de destruirla rápido, sin perder la vida. El pueblo entró en tropel y los franceses tuvieron que rendirse.  Los paisanos engalanaron un olivo con las banderas y pendones tomados al enemigo, y, desde entonces, se llama a Vigo "la Ciudad Olívica" y tiene como escudo el olivo de la victoria abrazando el castillo del Castro, reconquistado el 28 de Marzo de 1809.
A raiz de aquel evento comenzó la liberación de toda la región circundante y luego la de toda Galicia, cuando se derrotó, en la batalla de Pontesampaio, al  gran Mariscal Ney, vencedor de austríacos, alemanes y rusos. Según Bonaparte: "el más valiente entre los valientes". Necesitando recuperar el Sur de Galicia, Michel Ney intentó cruzar desde el norte el río que forma la Ría de Vigo, con los 10.800 soldados de que disponía. En una terrible batalla de dos días tuvo 660 bajas contra 110 de los españoles, unos 10.000, entre soldados y paisanos voluntarios, que aguantaron firmes en los dos pasos posibles. Como buen general que era, sabía que no podía permitirse perder demasiados hombres en una tierra tan distante y ordenó la retirada hacia Lugo, para encontrarse con Soult, que también venía rechazado de Portugal. Nadie tuvo nunca poder para conquistar Europa toda. 




No hay en Vigo, en 2018, un monumento específico a Carolo todavía, aunque sí a Cachamuiña. Ahí va de regalo a mi ciudad un dibujo homenaje al valiente, para que su Concello lo mande realizar a  una fundición de un astillero naval histórico, si la mayoría decidiese considerar y aceptar esta propuesta, en 3D en barras de acero, como una línea de contorno hueca y quebrada, a dos metros de altura, y lo coloque sobre un pedestal de granito de metro y medio de altura  allá donde estuvo la Puerta de la Gamboa, con una placa, también de acero, contando en Gallego, bajo el escudo de Vigo, la parte de esta historia que he escrito en negrita y en rojo, como la sangre del héroe, para transmitir su arrojo y su dignidad de hombre libre a los jóvenes vigueses. Quedaría muy bien plantar atrás un fuerte y grueso olivo que se retuerce en dirección contraria a aquella de la que vienen las balas.
NOTA FAMILIAR: Mi abuelo le contó a mi padre como su propio abuelo, antes del asalto, tenía bien enfocado a un centinela francés apostado en lo alto de la muralla. Ya iba a disparar, cuando el galo sacó de su macuto un bocadillo de tortilla y empezó a comérselo con mucho gusto, lentamente.Aquello hizo que mi ascendiente dejase de verlo como un uniforme enemigo y apreciase a un hombre como él, con los mismos gustos y apetitos que él. Bajó el arma y lo dejó comerse su tortilla en paz. No volvió a disparar hasta que se encontró envuelto en los siguientes combates, y ya no contra un pobre hombre desprevenido, sino contra las bien armadas formaciones de soldados imperiales, que dieron mucho trabajo antes de retirarse definitivamente del país.



EL PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN DE VIGO
(Existe un exelente documental de mi amiga, la directora cinematográfica Xisela Franco, sobre el tema, titulado "Raíces", y hecho para la TV de Galicia)

   Vigo comenzò a ser una ciudad de progreso gracias a su industria conservera, iniciada por un grupo de empresarios catalanes que, a finales del siglo XVIII, comenzaron a instalarse en la ciudad atraídos por un producto de gran demanda que se hacía cada vez más difícil extraer del Mediterráneo: la sardina.  Familias de grandes empresarios como como Curbera, Albo, Molíns, Sensat, Alfageme, Portanet o Barreras hicieron que muchísima gente cmbiasesu vida campesina por la de trabajador industrial, provocando un enorme crecimiento de la ciudad. Los productos del mar de Vigo se encuentran presentes hoy en los más importantes mercados mundiales, con garantía de alta calidad alimenticia.



Debido al proceso de industrialización, ya iniciado el Siglo XX, Vigo era casi como una ciudad americana: joven, moderna, industriosa y dinámica. Los tranvías llevaban a los trabajadores del extraradio a las zonas industriales y al centro. El de la foto. más largo, que llegaba hasta Bayona, era el que tomaba mi padre, todavía mozo, para ir y venir de la casa de sus padres, en San Andrés de Comesaña, la primera aldea de Valle del Fragoso saliendo del centro urbano hacia el sur.
El elegante centro era el barrio de los bancos, de los mejores comercios, instituciones y de la burguesía dirigente. Rodeándolo hacia el norte y las partes elevadas se extendían los barrios obreros: Teis, el Calvario (llamado "la Pequeña Rusia, por su activismo obrero), Seixo, Lavadores,  Valadares... en cuanto se cruzaba el río Lagares, se encontraba el rural del Valle del Fragoso,  donde no se hablaba castellano, sino gallego, y un gallego tan mestizado que era llamado "farrapo " (harapo). Eran los descendientes de aquellos extraurbanos que habían liberado del ejército napoleónico a la villa, hazaña por la cual el núcleo urbano recibió del rey el título de "ciudad leal, noble y valerosa". Como obreros, continuaban siendo gente muy organizada y muy combativa para intentar participar, en la modesta parte que iban negociando, del enriquecimiento de las empresas que su fuerza de trabajo bajo la dirección de sus empresarios generaba. En realidad, nunca lograban más que seguir existiendo como fuerza productiva, lo cual hacía a algunos concebir la esperanza de darle la vueta al sistema con diversos proyectos revolucionarios, aunque la mayoría se conformaba con ir consiguiendo aumentos de salario que se correspondiesen con los aumentos del coste de la vida. Todo ese proceso de concienciación de los trabajadores por conseguir mayores derechos, se vió trágicamente interrumpido con el surgimiento de los fascismos en Europa y con la Guerra Civil Española, que masacró a sus lideranzas en el momento siguiente al del alzamiento militar.

Los "Flechas Negras" italianos enVigo.
https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_civil_espa%C3%B1ola
Durante la Guerra Civil Española, mi madre, a sus 13 años, vió desfilar, el 26 de mayo de 1939, a las tropas de la Legión Cóndor alemana, que venía a apoyar a las tropas de Franco, desde el balcón de la casa donde vivía con sus abuelos en la calle Urzáiz. A diferencia de los soldados italianos que mandó Mussolini, que desfilaban muy garbosos, sonreían y piropeaban a las chicas, los estirados nazis le parecieron una apisonadora compacta y fría, haciendo retumbar las calles de Vigo con un solo pisotón, mientras sonaban las campanas que pendían de sus estandartes: -"Daban miedo"-

Gane quien gane, ninguna guerra en la que los hermanos se asesinan se merece un monumento triunfal. Demasiado mal recordatorio ya es la verguenza y el resentimiento, que demoran dos o tres generaciones en ser perdonados u olvidados, y todo el poso fétido de desunión y odio que queda en la mentalidad colectiva de todas las clases. La Guerra Civil terminó con el triunfo de los patrones y los conservadores y una dictadura del general Franco de 40 años. Los primeros 10 fueron llamados "Los Años del Miedo", o de la represión, el hambre y la censura para los que no estaban en lo alto de la pirámide del poder, y abundaron en ellos las manifestaciones que celebraban las victorias de sus aliados alemanes, italianos y japoneses, que parecía ir ganando frente a lo que llamaban "las democracias caducas"
El gobierno de la II República Española  no fue firme. como debería, en impedir los asesinatos de religiosos y los saqueos de conventos por parte de los radicales con muchas cuentas que vengar, con lo cual todo el clero se puso enseguida de parte de los militares alzados contra ella y arrastró a sus feligreses más convencidos, El vigués Leopoldo Eijo Garay, era obispo de Madrid y se encontraba en grave riesgo en la capital republicana. Mi bisabuelo materno era amigo personal suyo, así que mi tío abuelo, su hijo, tuvo el coraje de ir a rescatarlo en su coche. A la salida de Madrid los detuvo un retén de milicianos, Cuando les pideron que se identificaran, Eijo Garay, con fuerte acento de paisano gallego y con cierto tono de humor local, dijo: "Soy el obispo de Madrid-Alcalá". El jefe de los milicianos, que también debia ser gallego, se lo tomó como un chiste y respondió con la misma retranca: "Ah, sí? Pues yo soy Benito Mussolini". y los dejo pasar.

Siete años antes de yo nacer, 1942, fué el año decisivo de la Segunda guerra Mundial, en el que los vencedores empezaron a ser vencidos. CLIC AQUÍ, Crónica de 1942. 
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SEGUNDA PARTE: LOS COMPAÑEROS DE VIAJE: MI FAMILIA PRENATAL.





 POR EL LADO PATERNO, mis abuelos Aquilinino Costas Comesaña y su esposa Dolores. Aquilino contó a mi madre que su padre o su abuelo (ella no recuera bien) había sido un curandero que vivía en el Monte Fragoselo. Curó a un obispo de Tuy que lo recompensó con una bolsa de oro. Con ella, su hijo compró tierras en San Andrés de Comesaña. Mi abuelo Aquilino tenía tantas tierras y seguía comprándolas,  que lo llamaban "Valterra". Montaba a caballo e iba a vender y comprar su ganado a las ferias. Su hijo, mi padre, destacaba en el colegio y sus profesores aconsejaron a mi abuelo que le diese una carrera. Estudió Medicina en Santiago y fue el primero de su pueblo que obtuvo un título de doctor. Todavía estudiando, salía por las mañana  en las vacaciones de verano a bañarse e la playa de Samil  Ese día se la encontró llena de cadáveres de fusilados.


Comenzaba la Guerra Civil y mi abuelo lo envió a esconderse al monte, para que no lo reclutasen los alzados. Pero, después de tres días, decidió entregarse  y caminó hasta la entrada de Vigo con los brazos en alto. Lo alistaron, le pusieron un uniforme y lo mandaron de brigada médico al frente de Madrid, en las montañas de Navacerrada. Media España, igual que él, estuvo cuatro años luchando contra la otra media, dependiendo de en qué lugar del mapa le había sorprendido el golpe de los alzados. Poco de glorioso tienen la mayoría de las guerras, pero una Guerra Civil sólo deja verguenza y resentimiento tanto a vencedores como a vencidos, verguenza y resentimiento para muchos años. En el hospital de campaña de Navacerrada le hirió una bala perdida. Lo evacuaron, curó y su regimiento de gallegos acabó atravesando el territorio enemigo hasta avisar el Mediterráneo, separando el territorio de la República en dos partes, que, finalmente, tuvieron que rendirse. Hizo de médico militar en La Bisbal, Gerona, y luego fue destinado a Alicante, como médico jefe del recién creado Auxilio Social. Nunca fue falangista, pero, de todas maneras, lo apuntaron, porque si estaba en Auxilio Social tenía que serlo. Mantenía bien guardada la camisa azul y sólo se la ponía cuando no había más remedio.
Por fin, lo destinaron como jefe médico de Auxilio Social a Vigo. Su consulta particular estaba en la Calle Urzáiz, al lado de la casa donde vivía mi madre con sus abuelos. Era su cumpleaños y estaba apostada con sus amigas en la ventana, esperando a los convidados. Apareció en la calle mi padre, que venía  su consulta, y la vió tan linda, que se quitó el sombrero y le hizo tres brindis con él mientras la  piropeaba: "Guapa, guapa, guapa". Mi madre envió a su hermana menor a invitarle a su fiesta. Allí comenzó todo.



Mi madre era hija de una familia bien burguesa y bien de derechas, con aires aristocráticos y mujeres muy hermosas. Su padre también era médico, un urólogo, el mejor discípulo del famoso sabio Ramón y Cajal, según una dedicatoria que había en su despacho. Falleció joven y su esposa, mi bellísima abuela Gloria, después de haberse alistado como enfermera durante la Guerra Civil, viviendo muchas aventuras y llegando a ser detenida como sospechosa de ser una espía (de lo que escapó por los pelos), se casó al llegar la paz con un médico de transatlánticos. Mi madre se crió, entretanto, con sus abuelos. El abuelo Nicanor era director de Correos y Telégrafos en Vigo, Su esposa, la bisabuela Elisa, que aparece al lado de mi madre en la foto de su boda, (de luto por la muerte reciente de Nicanor), sería después mi querida madrina.

El doctor Manuel Durán, mi abuelo materno. Tenía su consulta en su casa de la Plaza de la Constitución, que fue donde nació mi madre.
El doctor José Costas Alvarez, pediatra, mi señor padre, directo del CAI de Auxilio Social y con consulta particular en la calle Policarpo Sanz, 34, donde yo nací, a cuyo buen cultivo debo agradecer el excelente vigor y salud que he disfrutado toda mi vida. Ha sido un orgullo muy grande cada vez que una persona me ha dicho que le salvó la vida de un hijo o una hija suyos. También dos de mis propios hijos escogieron como profesiones Medicina y Enfermería.  Abajo, la boda de mis padres. La luna de miel fue en Mallorca y seguramente allí fui engendrado, por lo que siempre me sentí muy bien en aquella bella isla, donde viví después unos 12 años, y en varias otras islas de Europa y América.


Ésto e una página pública y yo no voy a contar en ella mucho más sobre la historia de mi familia antes de mi nacimiento, que a nadie le interesa. Sólo estoy mostrando lo que he mostrado para que le sirva a quien la mire como posible modelo de su propio Memorial Laberinto, honrando a sus ascendientes  sin mostrar, cara al exterior, los choques y desentendimientos que pudo haber entre miembros de la propia familia, lo que sería un cotilleo mezquino y totalmente sobrante que no recomiendo a nadie. Además de honrarlos, como hago yo aquí abajo, publicando viejas fotografías de algunos de ellos, el principal Juego de Consciencia que uno hace privadamente en su recorrido del Laberinto es perdonar a todos ellos, ya que no hay ser humano que no guarde resentimientos contra personas de su familia, en la cual le tocó el papel de niño sin ningún poder teniendo que someterse al poder de sus mayores, que no todo el tiempo conseguían ser justos, pacientes, tolerantes, armoniosos, amorosos y sabios, exactamente igual que nosotros mismos en nuestras relaciones con nuestros descendientes. Cada uno hace lo que puede, mientras tiene que lidar con los variados condicionamientos y circunstancias, desde la mentalidad de cada época.
 


 

EN UNA REAL EVOLUCIÓN DE LA MENTALIDAD HACIA LA AUTOCONSCIENCIA, Lo único que nosotros podemos hacer con los recuerdos inarmónicos es agradecer y perdonar, para limpiar nuestra psique de esas vibraciones que todavía la perturban, ya que todas nuestras influencias quedan dentro de nosotros y conforman, positiva o negativamete, nuestra personalidad, que es su mascarón de proa.
Lo que queda dicho de los ascendientes sirve igual para la historia de nuestra patria local, nacional o planetaria, o con las patria de nuestros vecinos que interactuaron con ella. Para vivir felices no nos queda otra que honrar lo que hubo de bueno y  disculpar lo que hubo de malo. Eso sí, tomando nota, para no volver a repetir errores ni transmitir una mentalidad llena de carga resentida, sectaria, racista,  o de cualquier manera errónea y poco evolucionada, a las generaciones que nos suceden.